Allez, Ola, Olé la France !

Allez, Ola, Olé la France !

Cuatro días antes del Festival de Eurovisión 2010, Jessy Matador explicaba en una entrevista exclusiva para TVMag.com el orgullo que supone para un francés hijo de inmigrantes haber sido elegido para representar a Francia. Antes de su actuación de anteayer en Oslo, su elección volvió a abrir el falso debate sobre la identidad nacional (Grand débat sur l’identité nationale) que tantos ríos de tinta ha hecho correr en Francia durante los últimos meses. Francés nacido en la República Democrática del Congo, Jessy Kimbangi no tiene los problemas de identidad que parecen sufrir sus detractores.
No hay más que ver las imágenes del videoclipo oficial de Allez, Ola, Olé distribuido por Eurovisión para hacerse una idea de cuál es el objetivo primordial de este tema musical presentado por Francia: convertirse en la canción del verano 2010.

Allez, Ola, Olé es un tema que ha sido elegido también como el himno oficial de Francia para el Mundial de Fútbol 2010 en Sudáfrica ya que hace referencia al mísmo título de otro album que fue editado en 1998 cuando tuvo lugar en Francia el Mundial de Fútbol 1998: Music of the World Cup: Allez! Ola! Olé!. El Mundial de Fútbol de 1998 lo ganó Francia (marcando tres gloriosos goles frente Brasil… et un, et deux et trois zéro ! se gritaba por todas partes) y todo el país galo aplaudió, alabó y cantó las maravillas de una República que triunfa en el deporte mundial gracias al «éxito de la política de integración» de los hijos de los inmigrantes. La presencia de Zinedine Zidane y Lilian Thuram en el equipo de Francia hizo nacer una nueva divisa que quería paratraducir la realidad étnica y social de la República Francesa triunfante. Nuevos colores para la bandera francesa: black, blanc, beur. Un lema que unos cuantos artistas ya habían tomado para crear una compañía de danza hip-hop en Francia. La euforia deportiva parecía estar acompasada por una euforia política generalizada, pero estas euforias duraron lo que dura un sueño de una noche de verano. En el Mundial de Fútbol de 2002 el equipo de Francia no llegó ni a octavos de final y Brasil ganó el Mundial frente a Alemania por 2 goles a cero. En el Mundial de Fútbol de 2006 Francia llegó a la final pero fue Italia la que ganó el Mundial. Ocho años han pasado y el modelo de integración republicana parece estar más cuestionado que nunca cuando un gobierno monta y actualiza una web para debatir sobre la «Identidad Nacional» del país que gobierna. En este clima de crisis nacional de identidad, todo fueron críticas hacia Jessy Matador cuando fue elegido por France télévisions para representar a Francia en el Festival de Eurovisión 2010.

Tras su interpretación que lo clasificó en el duodécimo puesto, hasta quienes antes dejaban opinar que era «demasiado africano para representar a Francia», titulan ahora, en el propio blog donde antes admitieron editar comentarios racistas, que Jessy Matador fue víctima de los votos racistas. Hace dos años, cuando Jessy Matador cantaba el primer single Décalé Gwada extraído de su album, nadie criticaba que, junto al rapero francés Passy, cantara en lingala y en «langue créole» (lengua criolla); tampoco nadie dijo esta boca es mía, ni se metió con su pronunciación de la lengua francesa cuando en 2008 hacía desfilar chicas cañón en el videoclip de su otro tema titulado Mini Kawoulé.

Sin querer entrar en el falso debate sobre lo que nunca ha sido un concepto sino un sentimiento, la identidad, me gustaría tan sólo recordar aquí que la grandeza de un pueblo, comunidad, nación, estado o civilización, siempre se ha construido desde la diversidad y el mestizaje de culturas gracias a la traducción. Traducir es poder escuchar en nuestra propia lengua la lengua del otro y dejar entrar en ella todo lo extranjero porque el libre acceso global permite un mayor enriquecimiento de la identidad del sujeto al aumentar considerablemente sus posibilidades de expresión. Traducir no es eliminar distancias y diferencias para poder familiarizar así a lo/el extranjero e integrarlo porque, en el fondo, se tiene miedo del otro. Traducir es reconocer al otro, gracias a su presencia en la traducción desde la paratraducción con todas y cada una de sus diferencias. Traducir no el uno o el otro, sino el uno y el otro a la vez: el uno no llegando a convertirse en el otro, ni el otro asimilándose al uno. (Cf. Yuste Frías, 2005: 79). Porque la traducción no existe para eliminar la distancia entre las lenguas sino para reconocer esa misma distancia con el fin de asegurar su(s) (a)puesta(s) en común, una de las líneas de investigación que desarrollamos en el Grupo de Investigación TRADUCCIÓN & PARATRADUCCIÓN (T&P) lleva por título, muy precisamente, «Mestizaje y traducción». En este sentido, en el Grupo T&P demostramos que la traducción actúa en el plano lingüístico como el mestizaje en el plano cultural. Traducción y mestizaje funcionan como modelos ideales para la definición de identidades en la sociedad actual, constantemente reconstruida por los efectos de la globalización y los fenómenos migratorios. Para una mayor aproximación a la noción de mestizaje en Ciencias Humanas y Sociales les recomiendo que vean la Píldora T&P grabada en 2009 por Alexis Nouss (Investigador Titular del Grupo T&P) y titulada Métissage et traduction.

Jessy Matador no tiene ningún problema de identidad por vivir más de dos culturas y cantar en más de dos lenguas en su album African New Style de 2008. Al contrario, buscando, eso sí, ser número uno en las listas de las radios fórmula y en todas las pistas de baile, Jessy Matador utiliza distintos estilos de música y de baile para-traducir sonoridades provenientes del continente africano (República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Angola), del archipiélago de las Antillas (Guadalupe), de la costa norte de América del Sur (Guayana) y del mar Caribe (Martinica): zouk, dancehall, reggae, hip-hop, coupé-décalé, ndombolo y kuduru. El mestizaje es el mismo y el otro. Ni una condición ni un estado, el mestizaje designa siempre un proceso. Sujeto contemporáneo, este artista con apellido repleto de sonoridades e idiosincrasias españolas por doquier (Matador en francés significa «torero»… Olé La France !), sabe muy bien que es flujo identitario, construcción permanente sometida a la multiplicidad de sus diversas identidades. La identidad no es un objeto social, es algo que tiene que ver mucho más con los sentimientos, con la evocación de un sentimiento de pertenencia a uno o más grupos, a una o más ideologías. Quienes defienden la existencia de una «Identidad Nacional» suelen olvidar que ésta se ha construido, se construye y se seguirá construyendo gracias a la traducción de múltiples identidades. En el Gran Debate sobre la Identidad Nacional de Francia muchos relacionan identidad con los orígenes de la persona, lo cual convierte la noción de identidad en algo inmóvil y fijo que no puede explicar el devenir mestizo propio de la República Francesa, fruto del encuentro entre culturas diferentes, gracias siempre a la traducción. Culturas algunas, por cierto, de antiguas colonias francesas y francófonas cuyos hijos de hoy aparte de sentirse congoleños, marfileños, argelinos, marroquíes, etc. también se sienten tan franceses, o más, que los que nacieron en el Hexágono.

Antes de invitarles, como siempre, a enviarme sus comentarios, les dejo con una excelente y magistral parodia satírica sobre lo «Identidad Nacional Francesa» que realizaron Omar et Fred en este vídeoclip del himno oficioso creado por el Service Après Vente des Émissions (SAV) de la cadena CANAL + para apoyar al equipo de Francia en el Mundial de Fútbol 2010. Un tema musical que, como no podía ser de otra forma, se titula: ¡Bleu, Blanc, Rouge!

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