Simbología de la raya V: la raya salvavidas

Simbología de la raya V: la raya salvavidas

Las rayas pueden tener múltiples sentidos simbólicos en la comunicación cotidiana. Desde la creación del Grupo T&P, numerosos son los ejemplos que estamos recopilando en las salidas de estudio de nuestras prácticas de campo. En las prácticas de campo del Grupo T&P investigamos los modos de representación y las prácticas de escritura (para)traductivas que hasta ahora se han quedado en el umbral de las reflexiones teóricas en los Estudios sobre Traducción (Translation Studies). Durante nuestras salidas de estudio traducimos la frontera en la frontera, con una mirada especial dirigida hacia todos los umbrales donde proliferan no sólo representaciones escritas, sino también representaciones orales y no convencionales, verbales y no verbales. Así es como nos hemos encontrado con los más variados ejemplos donde la estructura de la raya paratraduce mensajes muy concretos con fines simbólicos muy específicos: políticos, sociales, culturales, publicitarios y hasta puramente comerciales.

Con el fin primordial de difundir en pantalla todas las prácticas de campo de las salidas de estudio del Grupo T&P, los asiduos visitantes de mi web personal saben ya de la existencia de un segundo formato de producción audiovisual T&P que he bautizado con el nombre de EXIT. Los tres primeros primeros episodios de EXIT están dedicados a la lectura, interpretación y traducción del universo material y simbólico de la raya (el cuarto episodio está dedicado a Traducir el espacio simbólico de las rotondas) y son los siguientes:

A estas tres primeras entregas sobre la simbología de la raya hay que añadir una cuarta que he editado bajo el formato de Píldora T&P y que he presentado este mes de junio en el VII Congreso Internacional de Traducción: los Elementos Paratextuales en Traducción celebrado en Barcelona:

Me gustaría empezar esta quinta entrega sobre la lectura, interpretación y traducción del universo material y simbólico de la raya, recordando muy brevemente el sentido simbólico que tenían las rayas durante la Edad Media, para invitarles a reflexionar sobre por qué se atenúa el color rojo de las rayas rojas y blancas del código de circulación en una campaña publicitaria de una marca gallega de agua con fines solidarios.

Durante la Edad Media, la imagen occidental tenía por costumbre reservar un estatus peyorativo a toda superficie rayada hasta tal punto que las rayas en los tejidos se reservaban para la vestimenta de toda persona excluida o fuera del orden social: en la sociedad medieval vestían tejidos a rayas las personas condenadas (falsificadores, criminales); las personas con cualquier tipo de enfermedad o discapacidad (leprosos, locos); las personas que ejercían una actividad considerada como inferior (sirvientes, domésticos) o infamante (juglares, verdugos, prostitutas [Cf. la pintura mural de la izquierda realizada en 1340 y en la que son representadas tres jóvenes destinadas a la prostitución, salvadas por San Nicolás]); las personas no cristianas (musulmanes y judíos) o las que ya no eran consideradas como tales (heréticos). A lo largo de todo el medioevo, se consideraba que todas esas personas transgredían el orden social como la raya transgrede el orden cromático o vestimentario.

Aunque, desde finales del siglo XIX, haya habido una progresiva revalorización positiva de la superficie rayada (Cf. Simbología de la raya I: la raya lúdica y Simbología de la raya IV: ortotipografía y traducción), la raya peyorativa no ha desaparecido en la simbología occcidental de nuestros días. Al contrario, es muy actual y su presencia, aunque discreta, resulta estar mucho más estrechamente codificada que la raya positiva (lúdica, deportiva y marítima). Eso sí, el sentido de la raya peyorativa ha evolucionado desde la Edad Media: ya no designa al Diablo ni siquiera la transgresión del orden social. Hoy en día, la raya evoca, sobre todo, el peligro y funciona mucho más como señal que como marca de exclusión. El código de la circulación usa y abusa de la raya (cf. Simbología de la raya III: el viaje). Las rayas rojas y blancas abundan en la carretera para advertir de un peligro, invitar a la prudencia o prohibir tal o cual acceso: ralentizar, rodear, pararse, obedecer, tales son los mensajes directos o indirectos que nos envían, en la calle o en la carretera, toda señal rayada de rojo y blanco. La asociación de esos dos colores, el rojo de la prohibición y el blanco de la tolerancia, escenifica a la perfección la ambivalencia simbólica de la raya: la raya es a la vez guía y obstáculo, filtro y barrera. Detrás de este tipo de rayas, el peligro está siempre presente.

En la materia titulada Traducción Publicitaria del Máster en Traducción para la Comunicación Internacional (MTCI) de la Universidade de Vigo, cuestionamos las relaciones entre lo visual y lo social para avanzar en la investigación sobre la traducción entre códigos semióticos. Estudiosos de los símbolos y de las imágenes que median en la comunicación publicitaria, nada escapa a nuestra mirada interpretativa cuando los traductores nos encontramos con el uso de este tipo de rayas rojas y blancas en publicidad. Sobre todo cuando dichas rayas son utilizadas para vender un producto de consumo de primera necesidad, como es el agua, dentro de una comunicación publicitaria donde la Solidaridad se convierte en bien de consumo y espectáculo mediático. Fontecelta se une a Aldeas Infantiles para enviar «Señales desde Senegal». Así titulaba el 14 de junio de 2010 la web de Aldeas Intantiles SOS de Galicia la firma del Convenio de Colaboración «para ayudar a miles de niños que debido a la escasez de agua muere, sufren muchas enfermedades, no pueden ir a la escuela y no pueden desarrollarse». Vaya por delante mi más sincera felicitación por la más que loable iniciativa de esta ONG. Las líneas que siguen constituyen tan sólo reflexiones de un traductor e investigador que, a todas horas y en cualquier ocasión, se plantea la lectura, interpretación y traducción de todo elemento simbólico utilizado en la comunicación publicitaria.

La botella de agua Fontecelta aparece etiquetada con la presencia de las susodichas rayas rojas (rosáceas) y blancas acompañadas de una señal de STOP (en el mismo fondo rosáceo) para atraer todavía más la mirada del consumidor. Sólo cuando la mirada deja de focalizarse en las rayas se aprecia el detalle de la fotografía del/de la niño/a situado/a en la parte izquierda. La unidad verbal de la entidad iconotextual así construida es directa a la par que elocuente: «UNA PARADA AQUÍ SALVAVIDAS. Cada día MUEREN 5.000 NIÑOS por falta de AGUA POTABLE. FONTECELTA dona parte del precio que vd. paga a Aldeas Infantiles». Las rayas son rosáceas y no rojas, ya que el rojo aparece atenuado o poco saturado. Dado que en las vallas publicitarias las rayas de esta publicidad se ven desde muy lejos, quizás no se quiso usar el rojo propio del código de la circulación con el fin de evitar cualquier tipo de confusión con la señalización de peligro en la carretera. Cambiar el grado de saturación del rojo de las rayas rojas, convierten a las rayas rojas y blancas del código de circulación (rayas peyorativas donde las haya) en rayas solidarias que salvan vidas.

Tal y como pueden comprobar en las siguientes fotos, las rayas rosáceas y blancas en las vallas publicitarias son empleadas para dibujar continuamente una especie de columna/barrera fronteriza que separa dos mundos diferentes paratraducidos con imaginarios quizás excesivamente estereotipados: el mundo europeo, representado por un/a niño/a blanco/a situado/a siempre a la izquierda o arriba, y el mundo africano representado por un/a niño/a negro/a situado/a siempre a la derecha o abajo.

«Si yo bebo, él bebe» hace decir la campaña al niño blanco situado a la izquierda y fotografiado agarrando con las manos una botella de Fontecelta. El niño negro, situado a la derecha, tiene entre sus manos un trozo de una botella de plástico sucia y usada donde un miserable fondo de agua más que turbia paratraduce la insalubridad en la que se encuentran los/as niños/as del mundo africano.

«Si yo bebo, ella bebe» hace decir la campaña a la/al niña/o blanca/o fotografiada bebiendo de un grifo/dispensador del que sale agua a chorros junto a una botella de Fontecelta estratégicamente colocada en el lado del mundo europeo, muy pegadita justo a la columna/barrera/frontera de rayas rosáceas y blancas. A la derecha (es decir siempre en un segundo plano de lectura) una niña negra intenta sacar la última gota de agua de un grifo chupando de él.

En esta otra secuencia de un cartel colocado en las paradas de bus se retoma la misma frase que en el ejemplo anterior («Si yo bebo, ella bebe») pero, esta vez, las rayas rosáceas y blancas dividen los dos mundos en vertical. Verticalidad que permite apoyar la botella Fontecelta en las rayas con el fin de salvar vidas: estamos ante más que unas rayas solidarias, unas auténticas «rayas salvavidas» porque «si nos paramos en una tienda y compramos agua Fontecelta, salvamos vidas».

En mi particular safari fotográfico urbano por la ciudad de Vigo, recopilé estas 12 fotos que he querido mostrar aquí para invitarles a que, como siempre, me manden los comentarios que les puedan surgir de su particular lectura, intepretación y (para)traducción de estas rayas salvavidas.

NADIE HA COMENTADO AUN.

Escriba un comentario