Todo traductor sabe muy bien que la palabra croissant es un galicismo en español ya que la forma que debe emplearse, en un uso normativo de la lengua española, es cruasán porque así quedó registrado este préstamo de la lengua francesa desde que fue acuñado por la Real Academia Española en la vigésima segunda edición del DRAE. En efecto, cruasán resulta ser la correctísima transliteración en el alfabeto español de cómo se pronuncia la palabra croissant en francés [kʁwa'sɑ̃]. Nadie puede negar que en dicha transliteración normativa haya habido una perfecta paratraducción del sonido de la palabra francesa a la base articulatoria del español. Ahora bien, la realidad cotidiana del habla demuestra que ha habido, por parte de la RAE, muy poca, por no decir ninguna, traducción del sentido del famoso bollo francés.