Shin Chan e as caquiñas do can no chan

Shin Chan e as caquiñas do can no chan

Del gran éxito del doblaje al gallego de la serie de animación Shin Chan se dió muy buena fe en el primer congreso que coordinó el Grupo de Investigación T&P, titulado I Congreso de Traducción para el Dolaje. Galicia, País Vasco y Cataluña, celebrado del 5 al 8 de febrero de 2007 y organizado por Xoán Montero Domínguez. En efecto, hace tres años ya (¡cómo pasa el tiempo!) la traductora María Alonso nos habló de las Estrategias para la traducción de Shin Chan y la paratraductora (actriz de doblaje) Ana Lemos nos dio una charla sobre las Estrategias para el doblaje de Shin Chan obsequiándonos, al final de su intervención, con el regalo de cantar la canción de Shin Chan con su propia voz, la que dobla a Shin Chan en Galicia.

Hoy quiero editar en mi blog un ejemplo de auténtica paratraducción real que también da fe del éxito del doblaje al gallego de Shin Chan entre los habitantes de la comunidad gallega. Se trata de un ejemplo localizado fuera de la pantalla, fuera del texto, un epitexto fuera de las aulas, en tres dimensiones y que he fotografiado hoy mismo en la calle. Les presento un buen ejemplo de aparentemente «espontánea» creación paratraductora no institucionalizada que, gracias a las profesionales de la traducción y del doblaje en Galicia mencionadas más arriba, permite a un «ciudadano anónimo» paratraducir perfectamente un producto cultural japonés para unos fines muy determinados los cuales, como no podía ser de otra forma cada vez que aparece la imagen de Shin Chan, resultan ser escatológicos.


La escatología presente en esta pieza de graffiti en pleno espacio público recuerda las inscripciones realizadas en el espacio privado de las letrinas que empezaron a darse en el siglo II en los muros pompeyanos (en la Domus Aurea de Nerón y en la Villa de Adriano) y todavía siguen vigentes en pleno siglo XXI, eso sí, con otros textos y otras imágenes: los latrinalia. Estamos ante una inscripción mural donde el autor (cuyo tag resulta más que visible) se expresa no sólo con palabras sino también con imágenes realizando una práctica cultural omnipresente en las grandes urbes: el graffiti. Tanto el verbo griego grafein como el latino gaffiare tenían en la Antigüedad la connotación no sólo de inscripción textual sino también de inscripción icónica. Texto e imagen siguen formando entidades iconotextuales muy presentes hoy en día en actividades simbólicas de producción de sentido.

Pintar/dibujar/escribir Shin Chan en el muro de una calle de Pontevedra como si fuera una tira de un cómic en cuyo bocadillo se puede leer en gallego Non sexas porco e recolle as caquiñas do teu can, es mucho más que un ejemplo del éxito de la traducción y del doblaje al gallego de esta serie de animación nipona basada en el manga costumbrista del dibujante Yoshito Usui. En realidad, constituye una muestra excelente del mejor resultado que puede llegar a tener la mejor de las políticas de normalización lingüística del gallego que se pueda llevar a cabo: la que se hace a pie de calle por el propio ciudadano.

Dirigirse así al transeúnte que pasea con su perro constituye toda una «educación para la ciudadanía» que ya quisieran para sí ciudades tan cosmopolitas como París, por ejemplo. Fue en Francia donde se inventó en 1982 la famosa motocrotte, una moto de 125 centímetros cúbicos que sube las aceras para aspirar con un tubo los excrementos caninos y almacenarlos dentro de un depósito situado en la parte trasera.

Su nombre oficial es caninette de canin, «perro», y net, «limpio», o trotti’net, un neologismo compuesto de trottoir, «acera», y net pero todo el mundo las llama motocrotte. El invento duró en la ciudad de París hasta 2004 porque el coste es algo caro y además contamina. Actualmente, empresas como Toutounet o Aprico hacen su agosto vendiendo a los ayuntamientos franceses tótems de distribución de bolsas para que el ciudadano haga le beau geste de recoger los excrementos de su perro.

En Pontevedra Shin Chan «invita» a limpiar as caquiñas do can, mientras que en la ciudad de París se limpia les crottes de chien sin la ayuda de Shin Chan. Como en las calles de París ya no se ve ninguna motocrotte (en Versailles, ciudad próxima todavía las hay) y dado que ni la Mairie de Paris ni ningún ciudadano parisino tiene intención alguna de paratraducir a Shin Chan en los muros de sus calles, el transeúnte que pasea a su perro por la ciudad de la luz se encuentra con carteles en los que se puede leer: J’aime ma ville, j’aime mon chien, je ramasse que quiere decir «amo mi ciudad, amo a mi perro, recojo». Una frase donde el tiempo verbal del presente de los tres verbos en francés queda muy lejos de la familiaridad popular del imperativo en segunda persona del singular utilizado en los dos verbos gallegos (non sexas y recolle). La diferencia viene marcada, claro está, en función del uso o no de la imagen de Shin Chan. Pontevedra y París, dos ciudades diferentes con expresiones y soluciones culturales diferentes para un mismo problema omnipresente en todo espacio urbano.

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