Fuleco o la traducción fulera de una mascota

Fuleco o la traducción fulera de una mascota

Como profesionales de la lengua que somos, a los traductores nos encanta jugar con las palabras, recrear palabras y hasta inventar palabras. En publicidad el nombre no es sólo la palabra más importante sino la primera marca de identidad de una marca, de hecho, sin él, la marca no existe. En comunicación publicitaria siempre hay que procurar nombrar bien para-traducir mejor lo que se quiere vender. Máxime cuando es nombre va acompañado de un elemento paratextual tan crucial como es la propia de la imagen de la mascota que se usa para publicitar un evento deportivo a escala mundial. Por consiguiente, la elección del mejor nombre para la mascota brasileña del Mundial de Fútbol 2014 convertida en marca (Fuleco™) no era algo que se pudiese dejar al azar. Visto el resultado de la palabra finalmente elegida para nombrar a la mascota, se puede afirmar que ningún miembro del jurado encargado de supervisar el bautizo del Tatu-bola era traductor o, en su defecto, lingüista.

Nombrar es traducir. El nombre propio en traducción no sólo denota sino que también puede llegar a connotar, y mucho… sobre todo cuando se trata de nombre propios de ficción. Un mínimo conocimiento de la onomástica revela que cualquier nombre propio siempre deriva, etimológicamente, de un nombre común o de una combinación de nombre comunes formada simbólicamente mediante una motivación puramente semántica o asociativa. Y cuando digo «motivación» me refiero a la motivación sociológica que tiene todo nombre propio en el momento crucial del bautismo. Aunque actualmente la mayoría de los nombres propios hayan perdido el sentido que tuvieron cuando se crearon porque la evolución lingüística (fonética, gráfica y semántica) ha provocado la falta de motivación entre significante y significado, todos los nombres propios pueden seguir teniendo sentido. Basta que un traductor lea e interprete un nombre propio inventado o de ficción para-traducir el sentido que posee esa manera de nombrar en la lengua y cultura de partida. Porque nombrar es una manera de traducir la identidad de la persona, cosa o animal a la que se le da nombre, los traductores siempre estamos preparados para crear y recrear nombres. Somos expertos en hacer eso que en mercadotecnia anglófona se llama «naming». Nombrar en publicidad exige combinar la profesionalidad, el rigor y la creatividad de los mejores traductores publicitarios con el fin de asegurarse de que el nombre elegido sea el apropiado tanto en el lengua de partida como en las lenguas de llegada. Si la sonoridad y el aspecto gráfico del nombre son esenciales a la hora de transmitir sensaciones positivas a quien después oirá o leerá el nombre de una marca, el sentido de la palabra finalmente elegida nunca puede tener connotaciones negativas si se quiere tener éxito en la comunicación publicitaria.

El armadillo, también conocido en español por otros muchos nombres (entre ellos el nombre de «tatú»), es un animal en peligro de extinción. La exportación de productos de armadillo está prohibida pero siguen teniendo un gran valor comercial. El caparazón es usado para fabricar las cajas de resonancia de charangos en diferentes regiones andinas; el caparazón y la cola del armadillo son utilizadas para ancestrales prácticas medicinales. La forma que tiene este animal de esconderse, transformándose en una especie de pelota, fue la que llevó a la Associação Caatinga de Brasil a promover el Tatu-bola («armadillo») como mascota de la Copa del Mundo de Fútbol que se celebrará en Brasil en 2014. El propio Ronaldo, con unos cuantos kilos de más, fue el encargado de pedir en televisión un nombre para bautizar al animal propuesto como mascota.

Tres fueron los nombres acrónimos formados por apócope más apócope que la multinacional Coca-Cola, con el beneplácito de la FIFA, propuso a los brasileños para votar: Amijubi («Amizade» + «Júbilo»), Fuleco («Futebol» + «Ecologia») y Zuzeco («Azul» + «Ecologia»). Al final, la semana pasada, la FIFA comunicó que ganó Fuleco con el 48 % de los votos, frente al 31 % para Zuzeco y el 21 % para Amijubi. No hay peor traducción que la que empieza siendo un auténtico desastre cuando todavía es intralingüística. En efecto, el nombre ganador de Fuleco posee connotaciones negativas en la lengua portuguesa que se habla en Brasil. La principal asociación que el nombre de Fuleco provoca en todo hablante brasileño es con la palabra fuleiro que, tal y como se expresa en el Dicionário Houaiss da Língua Portuguesa («do esp. Fullero (1570) “pouco útil, atamancado” ou, segundo Nei Lopes, relacionado com a raiz ful-de fulecar, do quicongo mfulu “pessoa que perdeu tudo”, ou ainda com a etnia Balufera”») viene a ser un adjetivo muy cercano al «fullero» español usado para designar todo aquello «que hace fullerías» es decir, todo lo que tiene que ver con «trampa y engaño que se comete en el juego». Vamos, que estaríamos ante las antípodas del juego limpio que se espera en un mundial de fútbol. En Brasil fuleiro es una palabra que también designa algo de poco valor, de baja calidad, mediocre, no refinado. El adjetivo «fulero» es usado en España para hablar de una persona «falsa, embustera o simplemente charlatana o sin seso». La mascota del mundial sería algo «chapucero, inaceptable y poco útil». La verdad es que con ese nombre parece predestinado a ello. Por último, en el Diccionario informal del portugués que circula en la red brasileña se puede leer textualmente lo siguiente:

Fuleco é um apelido para o ânus.
O mesmo que cu.
Vai tomar no fuleco!
fuleco de bêbado não tem dono.
Quem tem fuleco tem medo
Passarinho que come pedra sabe o fuleco que tem.
fuleco não tem acento.

Il a tout pour plaire, ce Fuleco ! … dirían los franceses. La mascota Tatu-bola acaba de nacer y, recién bautizada, ya tiene toda une histoire de cul que una publicidad francesa como la de UncleJeans.com ha sabido aprovechar al máximo. En efecto, cuando uno utiliza la lengua francesa para buscar en Youtube vídeos sobre Fuleco, tiene grandes probalidades de encontrarse con este anuncio antes o después del vídeo encontrado:

A pesar del enorme cabreo existente por parte de la mayoría de los brasileños ante la elección del nombre de Fuleco para la mascota del Mundial 2014, que, en gran medida, ayuda a perpetuar una imagen tan cansina como tópica y falsa de Brasil (mucha samba y poco trabajo), en la web de Fuleco (cuyas traducciones inversas al español, francés, inglés y alemán dejan mucho que desear) no hay ningún lugar donde poder dejar algún que otro comentario para pedir que se cambie el nombre de Fuleco. Así que las redes sociales brasileñas (Não Queremos Fuleco Queremos Tatubola; Fuleco o kct!!!! O nome é TATU BOLA!!!) están siendo utilizadas para-traducir, con la ayuda de diferentes tiras cómicas creadas para la ocasión, la más feroz de las resistencias a que la FIFA siga manteniendo un nombre con el que ya nadie puede identificar el imaginario futbolero y ecológico inicial que con la imagen de un armadillo se quería expresar desde un principio.

NADIE HA COMENTADO AUN.

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