RES PUBLICA ELEPHANTINA o cuando los elefantes sueñan con la República

RES PUBLICA ELEPHANTINA o cuando los elefantes sueñan con la República

No voy a tratar de valorar si el supuesto accidente ocurrido a Su Majestad el Rey de España es un montaje o no. Tampoco me preguntaré si las once palabras para la historia pronunciadas daquela maneira por D. Juan Carlos con mirada compungida, tono de voz bajo y con muletas en las manos (andando tal y como se puede apreciar en los cuatro últimos segundos de este vídeo), iban dirigidas a la nación española, a su esposa la Reina o al elefante indultado cuya foto nadie ha visto (la foto de la cacería de elefantes que circula por la red es de 2006). Y, por supuesto, mucho menos me plantearé si la real gana de matar constituye o no parte esencial de la identidad de un determinado tipo de realeza. Como investigador del símbolo y la imagen en traducción tan sólo me interesa destacar aquí las distintas representaciones que del imaginario elefantino se han estado llevando a cabo en los medios de comunicación españoles para-traducir no sólo el malestar del pueblo español con su monarquía, sino también, y sobre todo, una voluntad, cada día más firme, de reemplazar nuestra actual monarquía constitucional por una República.

Con todo lo ocurrido con el Rey de España durante toda la semana del 14 al 20 de abril de este annus horribilis que es el 2012 para la Casa Real, quienes traducimos del francés y al francés nos ha venido enseguida a la mente uno de los personajes más famosos de la literatura infantil y juvenil francófona: Babar. Un elefante rey dibujado por Jean de Brunhoff en el que no pocos exégetas siempre hemos visto una apología del colonialismo paternalista: tanto el personaje humano de la Vieille Dame como los pueblos animales simbolizarían diferentes tipos de repúblicas con problemas, mientras que Babar representaría, siempre, la monarquía pacificadora. Desgraciadamente la realidad ha superado a la ficción y la verdad es que la entrada del símbolo del elefante en la vida real española no ha servido, precisamente, para-traducir la imagen de una monarquía «pacificadora». El imaginario francófono es muy rico cuando se trata de elefantes y seguro que más de un traductor FR-EE-FR habrá podido imaginarse una caricatura del Rey D. Juan Carlos entrando, de madrugada avanzada y escopeta en mano, en las instalaciones del elefante azul más cercano para lavar el todoterreno usado en una noche de cacería donde no debieron de faltar las cervezas belgas Delirium Tremens, más conocidas como las cervezas del elefante rosa. Ahora bien, la lingua franca actual no es el francés sino el inglés. De ahí que el imaginario que se ha usado en España para-traducir en imágenes las repercusiones políticas de todo lo sucedido haya sido esencialmente americano. Así lo ha hecho, y de forma magistral, KIKO DA SILVA cuya tira encabeza este artículo.

Dos días después de la noticia del accidente de cadera del Rey, el ilustrador gallego utilizó el imaginario político americano para-traducir en imagen al «republicano español» con un excelente toque de humor. Su colega de profesión, el republicano, Thomas Nast, fue quien instauró en el siglo XIX el asno y el elefante como símbolos del partido demócrata y republicano de Estados Unidos, respectivamente. La primera vez que Nast dibujó el asno para representar al partido demócrata fue el 15 de enero de 1870 en la revista Harper’s Weekly. En cambio, Nast no dibujó el elefante para representar al partido republicano hasta el 7 de noviembre de 1874 en respuesta a dos noticias falsas que se publicaron en el New York Herald: la primera hacía referencia a que el general Grant pretendía ejercer de Presidente tres veces consecutivas cual César dictador; la segunda que unas fieras de Central Park vagaban por los arboladas en busca de presas.

Thomas Nast publicó entonces una caricatura para mostrar lo insensato de las acusaciones demócratas contra Grant. Con un bosque de fondo, la caricatura en cuestión mostraba diferenes animales representando cada uno un periódico, un Estado o una cuestión política, asustados por un asno disfrazado con una piel de león en el que se podía leer «Cesarismo». El título de la caricatura rezaba: «Un asno que se hace pasar por un león circula en el bosque y se dedica a asustar a todos los animales estúpidos que encuentra a su paso». El elefante en cuyo cuerpo se puede leer «Votos republicanos» también tiene miedo y se precipita hacia una fosa trampa. Nast se quería burlar así de su propio partido republicano: tan enorme como pusilánime.

El imaginario esencialmente americano implícito en la simbología política del elefante usada por los medios de comunicación españoles también estuvo presente en la entrevista que el Gran Wyoming realizó al portavoz del sindicato de elefantes en su programa El intermedio del 16/04/2012. Se utilizó una mascota de elefante animada por una persona para-traducir en pantalla el símbolo de una República tan inexistente como muda y timorata: cada vez que la mascota del elefante escuchaba la palabra «¡Borbón!» se escondía detrás de Wyoming; en cambio, en cuanto oía la palabra «¡República!» ya no se escondía y se ponía a bailar de alegría. Para rematar la faena, Wyoming soltó esta frase lapidaria inspirada de la película Forrest Gump: «Dicen los elefantes que la vida es como una caja de Borbones: nunca sabes el que te va a matar». Y es que, a falta de discursos valientes que no teman traducir la República en la vida política española, esto de la RES PUBLICA ELEPHANTINA («cosa pública del elefante») ha dado para-traducciones varias de la República (Res publica)… paratraduciones todas sin traducción política alguna.

P.S.: Quiero agradecer públicamente, en este Blog de Investigación T&P, la amable cortesía que ha tenido conmigo Kiko da Silva al enviarme el archivo original de su tira publicada en La Voz de Galicia el 16 de abril de 2012.

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