30 Abr 2010 Desvelando miradas 1
«Sin gobierno y sumergido en una grave crisis política», Bélgica se ha convertido ayer jueves, 29 de abril de 2010 (Cf. la edición digital de Le Monde), en el primer país occidental en prohibir el uso del velo islámico integral en todos los espacios públicos: calles, caminos, jardines públicos, instalaciones deportivas o cualquier otro edificio destinado al uso público. La verdad es que el texto no menciona textualmente las palabras «burka» o «niqab» sino que hace una referencia general a toda vestimenta que oculte o disimule el rostro hasta tal punto que no se pueda identificar a la persona en casos de control de identidad por cuestiones de seguridad. La sanción correspondiente puede ir desde una multa hasta una condena de prisión de uno a siete días. ¿Por qué prohibir una indumentaria totalmente inofensiva si la persona no se niega a ser identificada? ¿Acaso el próximo invierno nadie podrá pasearse por el espacio público belga con cualquier prenda que oculte su rostro aunque se la vaya a poner, simplemente, porque tenga frío (bufanda, pasamontañas, casco integral de moto que el mensajero de turno sigue llevando cuando ha dejado aparcada su moto)?
En España, con la polémica del velo islámico se está empezando a producir una voluntaria confusión que, bajo una perspectiva estrictamente europeo occidental, amalgama, por un lado, el propio velo como símbolo religioso y, por otro, el código social implícito en su uso oriental: las mujeres tienen la obligación de aparecer veladas en público con el fin de reservar sus «encantos» sólo y exclusivamente para sus maridos, lo cual constituye, evidentemente, una clara e intolerable discriminación social hacia la mujer. Esta confusión permanente falsea el debate al quererlo situar casi siempre en el exclusivo plano del origen misógino del uso del velo cuando debería ser también un debate democrático sobre las libertades y la construcción de una sociedad basada en la tolerancia y el respeto de la religión elegida libremente por cada mujer.
No quiero entrar a valorar las crispaciones e incoherencias de los falsos debates, todos ellos sensacionalistas, que tanto han pululado este mes de abril en las tertulias de casi todos los medios españoles donde, haciendo prueba de una ignorancia supina sobre la cultura del Otro, se ha llegado a considerar a la mujer que osa llevar el velo como una mujer maltratada, sometida a la falocracia del misógino musulmán de turno ya sea éste el padre, el hermano o el marido. Quienes siguen vociferando este tipo de discurso estigmatizan sin pudor alguno, una y otra vez, a la mujer musulmana con velo tildándola incluso de analfabeta, sumisa, anacrónica y hasta de fea porque vela su rostro.
Vivimos una era donde a nadie le interesa que se sepa leer o interpretar el símbolo y mucho menos traducirlo. Traducir el símbolo resulta ser el primer paso para construir una excelente mediación intercultural en todos los campos: político, económico y social. La no traducción del símbolo favorece, al contrario, su manipulación con fines muy específicos: distraer la atención mediática de temas políticos, económicos y sociales mucho más graves, provocar crispaciones sociales, favorecer el aislamiento identitario y, lo más grave, romper todo espíritu de diálogo transcultural con el Otro.
Sin lectura, interpretación y traducción del símbolo no puede haber mediación intercultural, así que vayamos por partes. Para empezar, veamos el código social del uso oriental del velo. Nada mejor que ir contemplando unas cuantas fotos tomadas por profesionales de la Agencia France Presse (AFP) y publicadas en Internet, con las cuales uno puede realmente empezar a cultivar su propia mirada descubriendo qué partes del cuerpo de la mujer tapan o dejan de tapar, realmente, los velos islámicos más usados, antes de aplaudir como borregos la prohibición de esta prenda simbólica por toda Europa o protestar como democráticos y civilizados ciudadanos críticos contra dicha prohibición.
Hijab
Hijab es la forma nominal formada a partir del árabe «hajaba» que significa cubrir, resguardar, esconder, ocultar a las miradas, poner una distancia. Se trata del velo islámico clásico, el más extendido en el mundo musulmán y por toda Europa, el que los franceses llaman «foulard». Cubre la cabeza y el cuello, a veces incluso los hombros, pero siempre dejar ver el rostro de quien lo lleva. En la indumentaria se suele complementar con una túnica o un impermeable. En Francia, país laico, no se permite el uso del pañuelo Hijab en determinados centros educativos: la ley n.º 2004-228 del 15 de marzo de 2004 prohíbe cualquier signo o indumentaria que manifieste cualquier identidad religiosa en la escuela o en el instituto (écoles, collèges et lycées publics reza el texto). El campo de aplicación de esta ley francesa está claramente limitado al comportamiento de los alumnos de Primaria y Secundaria. Esta ley que tanto citan los que quieren prohibir el uso del velo en los centros educativos españoles, no regula en absoluto la indumentaria de los padres o las madres como tampoco la de los/as estudiantes universitarios/as.
Niqab
Niqab es el velo integral más extendido en Europa, mucho más que el burka. Está compuesto de un velo que cubre los cabellos y otro que cubre el rostro que sólo dejar ver los ojos de la mujer que lo lleva. Algunas mujeres añaden como complemento unas gafas de sol, unos guantes y hasta una máscara. Se utiliza mucho en los países árabes del golfo Pérsico.
Sitar
Sitar significa literalmente «cortina» en árabe. Se trata de un velo integral que se parece mucho al niqab pero que cubre por completo el rostro, incluido los ojos. Está hecho con una tela muy fina para poder permitir a las mujeres respirar y ver.
Burka
Burka resulta ser el velo integral más completo. Azul o marrón, el burka cubre totalmente la cabeza y todo el cuerpo. Los ojos de la mujer apenas pueden verse escondidos como están detrás de una rejilla de tela. Se trata de una indumentaria tradicional de la tribu pashtun afgana que se ha paratraducido como el icono del régimen de los talibanes en Afganistán ya que son ellos quienes obligan a las mujeres a llevarlo en público.
Tchadri
Tchadri. Muy similar al burka, el tchadri también se lleva en Afganistán. Cubre menos el cuerpo de la mujer que lo lleva, dejando ver sus manos y la parte inferior de sus piernas. Se trata de una indumentaria que el régimen talibán tuvo que adoptar para que las mujeres pudieran tener las manos libres con el fin primordial de poder realizar sus tareas cotidianas como, por ejemplo, llevar la compra a casa.
Tchador
Tchador. El tchador deja el rostro al descubierto y no tiene orificios para las manos. Se sujeta atado a la cintura y se mantiene cerrado con ayuda de las manos o los dientes si la mujer necesita usar las manos. Es la indumentaria islámica que las mujeres llevan en Irán pero no es una prenda obligatoria de la República Islámica a diferencia del velo en la cabeza que sí lo es.
Como se puede comprobar en estos breves ejemplos, hay países musulmanes que imponen a las mujeres variedades distintas de velos. Pero hay otros países donde también está presente la religión del islam y en los que esto no ocurre: Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Jordania, Siria, etc. Me gustaría recordar, por otra parte, que en algunos casos son los hombres y no las mujeres los que usan velo. Entre la población bereber, por ejemplo, la mujer no tiene la obligación de llevar velo, al contrario, son los hombres tuareg los que llevan velo y lo hacen, como todo el mundo sabe, no por razones religiosas sino más bien para protegerse de las tormentas de arena del desierto del Sáhara. El sentido religioso del velo se pierde frente al uso eminentemente práctico de la prenda. Los hombres del velo azul empiezan a llevarlo a los 25 años ocultando toda su cara salvo sus ojos y no se lo quitan nunca, incluso cuando están entre los miembros familiares. En cambio, las mujeres sólo llevan una tela que cae sobre su cabeza con el fin de protegerse del viento y del sol.
De cuando las mujeres iban tocadas con velo a los oficios religiosos de nuestras iglesias, basílicas y catedrales (cristianas, apostólicas y romanas) pervive todavía la costumbre occidental de que la novia lleve ese velo que el novio levanta para besarla o esa otra costumbre del velo de la viuda durante la ceremonia del duelo. Desde los tiempos más antiguos, en los monoteísmos (judaísmo, cristianismo e islam) el velo siempre ha simbolizado, en primer lugar, la renuncia al mundo exterior para practicar una vida llena de modestia y virtud. Cualquier persona con una mínima cultura religiosa sabe que el velo siempre ha sido considerado, por todas las religiones, como el atributo de la Divinidad: tras el velo se esconde la Divinidad que invita al creyente a levantarlo para descubrir su principio a quien se muestre digno de ello. Todavía hoy en día el sagrario de cualquier templo cristiano oculta al Santísimo tras un velo; en toda sinagoga, el velo sigue usándose para separar el espacio llamado «santo» del resto del edificio porque ahí (en el nicho de la pared oriental) está el «arca» o armario donde se depositan los rollos de la ley. De ahí que Isis (la figura principal de uno de los mitos más antiguos de Egipto), por ejemplo, llevara un «velo de siete colores» origen del velo/manto azul de la Virgen María y de la famosa danza de los siete velos. Aunque considerada hoy en día como un espectáculo erótico, el origen de la danza de los siete velos se remonta a un ritual religioso de cuando el erotismo era ante todo sagrado y donde al desnudo se unía lo Femenino y lo Maternal. Esta noción del velo que oculta el esplendor de la Divinidad (la Verdad para todo creyente que se precie) constituye el origen del auténtico esoterismo de las doctrinas que profesan que existe una luz oculta tras los textos, las palabras o los símbolos: véase todas las culturas del Libro. El sentido simbólico-religioso del hijab es ese y no otro: el velo con el que Dios se ha ocultado, multiplicándolo hasta el infinito (el Corán habla de setenta mil velos de luz y tinieblas). El velo viene a significar que toda realidad está sometida a un proceso hermenéutico, a una posible interpretación de carácter místico. Por consiguiente, tal y como he mencionado más arriba con otros sinónimos, hijab quiere decir en árabe «lo que separa dos cosas», así pues, según se ponga o se quite, el hijab es el símbolo del conocimiento oculto o revelado. Del mismo modo, en la tradición cristiana monástica «tomar el velo» resulta ser también la expresión que se usa para significar que «la mujer se ha separado del mundo» para profesar una vida con Dios, y, de hecho, «velo» sigue designando en español la fiesta que se hace para dar la profesión a una monja. Por consiguiente, una mínima lectura, interpretación y traducción del velo demuestra que, ante todo, es un símbolo religioso que tiene unos muy determinados valores sagrados que comparten el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Ahora bien, nadie puede discutir que las tres religiones monoteístas poseen un fuerte componente originario esencialmente misógino ya que se reserva siempre a la mujer, y no al hombre, un papel secundario en su vida social: esposa fiel, madre y ama de casa abnegada, creyente modesta y piadosa a quien se le pide que lleve el velo ya sea musulmana o cristiana. No olvidemos que, aunque cada vez se ven menos, las monjas católicas siguen cubriéndose sus cabellos con tocas incluso en lugares públicos pagados por todos los contribuyentes como son las aulas de los colegios concertados o los hospitales. Sin embargo, muy pocas son las voces, por no decir ninguna, que se alzan para hablar de segregación de la mujer cristiana. España es un país aconfesional (que no laico) donde la educación para la ciudadanía no debería dejar de enseñar al niño los diferentes hechos religiosos de la sociedad que le va a tocar vivir como futuro ciudadano adulto. Aprender a convivir es aprender a traducir la cultura del Otro, por muy religiosa que ésta sea. No se puede hacer mediación intercultural sin la lectura, interpretación y traducción de los símbolos. Gracias a la traducción, podemos empezar de verdad a aprender a vivir en la diferencia y no en la indiferencia que sólo provoca el choque cultural. Ningún reglamento interno de ninguna escuela debería estar por encima de ese derecho constitucional que es el derecho de todo niño/adolescente español o residente en España, a recibir educación y ser escolarizado lleve la prenda que lleve: hiyab, kipá o cualquier otro símbolo religioso (cruz o estrella de David). En la polémica del velo en la escuela ¿Por qué tenemos que importar el modelo francés o belga como solución?
Ya saben que la última palabra en mi Blog la tienen siempre ustedes: se trata de compartir diferentes puntos de vista, opiniones, inquietudes, comentarios, sugerencias, ideas… en definitiva, nuevas miradas. Todo, siempre desde el respeto al Otro, con espíritu de diálogo y con la firme voluntad de traducir, en este caso, diferentes modos de vestir entre culturas diferentes. Antes de mandarme sus comentarios, les invito a ver este sketch demoledor sobre el velo islámico del humorista más que polémico Dieudonné a quien quiero citar aquí siempre como actor, nunca como hombre político. El arte del humor satírico nos debería permitir hacer la diferencia entre el Dieudonné humorista y el Dieudonné político cuya declarada simpatía por la extrema derecha francesa repugna a cualquiera. Desvelando miradas diferentes sobre un mismo símbolo, el velo, Dieudonné retrata de forma excelente el grado de estupidez humana al que se puede llegar cuando no se traduce entre culturas: sin traducción, todo intento de interculturalidad se transforma en multiculturalismo comunitarista que, en lugar de traducir al Otro, no cesa de ghettoizarlo en eternos estereotipos culturales manipulados a troche y moche por el político fascista, xenófobo, antiislámico, anticristiano y antisemita de turno (Dieudonné el primero cuando no actúa en el escenario de un teatro sino en la arena política tomando intolerantes posiciones que rozan el odio).
Ficha bibliográfica de cada una de las 7 entradas de la serie Desvelando miradas
Yuste Frías, José (2011) «Desvelando miradas 7: el burka como souvenir», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 08/09/2011: https://www.joseyustefrias.com/2011/09/08/desvelando-miradas-7-el-burka-como-souvenir/
Yuste Frías, José (2011) «Desvelando miradas 6: el burka como excusa», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 01/09/2011: https://www.joseyustefrias.com/2011/09/01/desvelando-miradas-6-el-burka-como-excusa/
Yuste Frías, José (2011) «Desvelando miradas 5: el declive simbólico de Europa», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 12/05/2011: https://www.joseyustefrias.com/2011/05/12/desvelando-miradas-5-el-declive-simbolico-de-europa/
Yuste Frías, José (2011) «Desvelando miradas 4: Ana Pastor o cuando el micro desvela», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 31/03/2011: https://www.joseyustefrias.com/2011/03/31/desvelando-miradas-4-ana-pastor-o-cuando-el-micro-desvela/
Yuste Frías, José (2011) «Desvelando miradas 3: la niña del velo de Arteixo», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 03/03/2011: https://www.joseyustefrias.com/2011/03/03/desvelando-miradas-3-la-nina-del-velo-de-arteixo/
Yuste Frías, José (2010) «Desvelando miradas 2: Fulla», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 04/10/2010: https://www.joseyustefrias.com/2010/10/04/desvelando-miradas-2-fulla/
Yuste Frías, José (2010) «Desvelando miradas 1», Blog de Yuste. On y sème à tout vent. Blog de investigación T&P, Vigo: T&P_UVigo, [en red], entrada del 30/04/2010: https://www.joseyustefrias.com/2010/04/30/desvelando-miradas-1/
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