18 Ene 2012 Tipografía creativa para-traducir
La Traducción de la Literatura Infantil y Juvenil (TRALIJ) no es ningún juego de niños. Traducir la pareja texto_imagen para niños supone que el traductor trabaja inexcusablemente con la dimensión visual y material de la escritura. Cuando traducimos libros infantiles, los traductores somos conscientes de que la dimensión gráfica de la maquetación y la importancia visual de la tipografía son elementos que no sólo dan sentido a la comunicación escrita sino que constituyen la esencia misma de la escritura propiamente hablando. El texto no es sólo una entidad lingüística. Antes de ser leído, todo texto debe ser visto y para conseguir ser visto, necesita exhibir siempre su visibilidad con el fin de asegurar su existencia material en la edición final. En el Grupo T&P de la Universidade de Vigo formamos a futuros responsables profesionales de la traducción editorial conscientes de la dualidad constitutiva de toda escritura. Sin dejar de ser nunca menos lingüística, la escritura es siempre material y visual.
Me gustaría presentar hoy aquí el caso práctico del encargo de traducción de TRALIJ que tuvo lugar en España cuando, desde la dirección de la revista francesa para niños Pomme d’Api del Grupo Bayard, se quiso empezar a editar la versión española y catalana de la susodicha revista. Como toda producción editorial que se precie, el texto de una revista no es nada sin su cubierta, sin su portada. El texto sin paratexto no existe. De ahí la suma importancia que para el Grupo T&P tienen todas las producciones paratextuales que presentan las traducciones porque, si no puede haber texto sin paratexto, tampoco puede existir traducción sin su correspondiente paratraducción. En la portada de la revista de la edición francesa de partida se puede ver claramente que la tipografía de letra «o» de la palabra «pomme» se ha convertido en la imagen de una manzana. El texto se hace imagen y la letra tiene una imagen. La pomme d’api designa en francés una variedad de pequeña manzana de color rojo muy intenso en uno de sus lados. Por otra parte, en francés, Pomme de reinette et pomme d’api es un juego y una canción infantil que canta el niño que ocupa el centro de un círculo formado por otros niños con los puños cerrados que deben colocar detrás de su espalda a medida que el niño del centro golpea cada puño cantando:
Pomme de reinette et pomme d’api
D’api, d’api, rouge
Pomme de reinette et pomme d’api
D’api, d’api, gris
Cache ton poing derrière ton dos
Ou je te donne un coup de marteau !
Existen muchas versiones de esta famosísima canción infantil francesa. Desde las que en lugar de d’api, d’api, rouge… d’api, d’api, gris, ensordecen la «d» en posición inicial y cantan tapis, tapis, rouge… tapis, tapis, gris hasta las que recrean un aspecto todavía más liliputiense de la dichosa manzanita roja cantando petit api rouge… petit api gris. ¡Más tradición oral imposible! Aquí tienen dos formas diferentes, con sus correspondientes variantes culturales, de vivir el imaginario de esta canción infantil francesa que todos los padres francófonos han cantado a sus hijos alguna vez.
¿Qué estrategias se han seguido para-traducir en España todo este imaginario simbólico, francófono y francés, implícito en el sintagma Pomme d’Api vehiculado por la imagen de la letra «o» que se da en la tipografía elegida para editar el título de la revista?
En la versión catalana el título de la revista Pomme d’Api se ha traducido por Cucafera, que es el nombre catalán de la tarasca, un animal fabuloso devorador de hombres que se sigue sacando en procesión el día de la festividad del Corpus Christi. La cucafera, o simplemente cuca, en catalán es una figura monstruosa que tiene forma de serpiente-dragón con la boca muy grande de la que salen caramelos para los niños en Tortosa y Morella. De hecho «cucas», así escrito en plural, es una palabra que hace referencia en español a «nueces, avellanas y otros frutos secos y golosinas análogos». Por otra parte, la cucafera es también un juego infantil muy popular en Cataluña en el que quien hace de rey va dando órdenes a los demás jugadores según le dicte su imaginación iniciando cada orden con la muletilla la cucafera diu (como el juego americano Simon says, el Jacques a dit francés o el Jean a dit canadiense) para que los jugadores deban hacer exactamente lo que la cucafera les manda hacer. La gracia del juego está en que quien hace de rey, de vez en cuando da una orden omitiendo la expresión «la cucafera» en la susodicha muletilla en cuyo caso los jugadores deben quedarse quietos. En la edición española la revista Pomme d’Api se ha traducido por Caracola. Con la palabra «caracola» puede venir a la mente del lector la imagen de una concha de caracol marino de gran tamaño de forma cónica, que, abierta por el ápice y soplando por ella, produce un sonido como de trompa, o bien, en su defecto, la imagen de un bollo redondo, aplanado y con forma de espiral, con la superficie escarchada y generalmente cubierta de trocitos de fruta confitada.
Debemos reconocer que en los dos casos, Cucafera y Caracola, ha habido creación de nuevos imaginarios pero, en ningún momento, ha habido ni traducción del imaginario francófono ni tampoco paratraducción de los nuevos imaginarios catalán y español recreados. En efecto, aunque se haya editado con un color diferente a las demás letras, ni la primera letra «a» en verde del título Caracola de la edición española de la susodicha revista infantil, ni la letra «u» en amarillo del título Cucafera de la edición catalana aparecen ilustradas, presentadas, paratraducidas, con sentido simbólico alguno que implique un determinado imaginario infantil español o catalán, tal y como sí aparece la letra «o» en el sintagma Pomme d’Api en el cual todo niño francófono puede contemplar la imagen de una manzana dibujada en la letra «o» no sólo en el título de la famosa revista sino en todo lo que tenga que ver con ella. La letra «o» en forma de manzana se paratraduce en auténtico logotipo de uno de los productos estrella de la editorial del Grupo Bayard incluso a la hora de afirmar su imagen digital en la web. Pintar de otro color la letra «a» y la letra «u» sin dibujar nada con ellas no conduce a ningún lado. En el caso de las ediciones española y catalana de la revista infantil francesa Pomme d’Api, la letra no se ha hecho imagen en ningún momento porque no ha habido paratraducción alguna de los aspectos simbólicos presentes en el diseño ortotipográfico original francés, tan sólo pura imitación que recrea un sinsentido tipográfico en la localización de las dos ediciones peninsulares mencionadas. No ha habido ninguna reflexión ortotipográfica para interpretar por qué la letra «o» tenía esa forma tipográfica tan creativa. Por consiguiente, tampoco se ha planteado seriamente cómo diseñar los títulos traducidos. La Ortotipografía para traductores resulta ser una herramienta fundamental en la traducción editorial, pero los adultos responsables de la edición española y catalana del grupo francés Bayard se la han saltado a la torera. En un proceso de localización acelerada, se ha transformado radicalmente el imaginario simbólico infantil francés hasta el punto de no plantearse paratraducir ninguna imagen en ninguna letra del texto de los títulos que dan nombre a las dos revistas en español y catalán. Al leer y ver el título de la edición española ningún niño o adulto puede llegar a ver en la primera letra «a» del título español Caracola la imagen de una concha o de un bollo. Asimismo, en la edición catalana tampoco existe niño o adulto que pueda llegar a contemplar en la letra «u» del título catalán Cucafera la imagen de una gigantesca carcasa de animal muy relacionado con el dragón, toda cubierta de cuero, con un largo cuello extensible y que lanza caramelos cuando abre la boca. Para llegar a vislumbrar en algún momento tanto la imagen de una «caracola» como la de una «cucafera» se necesitaría usar muchísimo la imaginación. Imaginación que no se usó ni en la edición española ni en la edición catalana de la revista Pomme d’Api, a la hora de paratraducir en el principal paratexto de toda revista, la cubierta transformada en portada, los imaginarios simbólicos infantiles implícitos en cada uno de los nombres de las respectivas revistas con diseños tipográficos más icónicos que transformaran, por ejemplo, las letras «a» y «u» en imágenes de una «caracarola» y una «cucafera», respectivamente.
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