Dessine-moi un migrant_La Conferencia

Dessine-moi un migrant_La Conferencia

Dessine-moi un migrant_La conferencia

Fecha de la grabación: 14 de octubre de 2016
Duración: 110 min
Lengua: Francés
Palabras clave: refugiado, migrante, exilio
©FMSH-2016

Bionota de Alexis Nuselovici (Nouss)

Traductor, traductólogo, lingüista, filósofo, antropólogo, profesor, investigador y alma viajera donde las haya, Alexis Nuselovici (Nouss) es actualmente profesor de literatura general y comparada en el Département de lettres modernes de la Université d’Aix-Marseille donde dirige el grupo de investigación Transpositions en el seno del Centre interdisciplinaire d’étude des littératures d’Aix-Marseille (CIELAM). Es el titular de la Chaire Exil et migrations en el Collège d’études mondiales / FMSH (Fondation Maison des Sciences de l’Homme) de París, tras haber sido el director y el fundador del equipo de investigación Non-lieux de l’exil. Ha sido titular de la Chair of Modern Cultural Studies en la School of European Studies de la Cardiff University/Prifysgol Caerdydd (Reino Unido) desde octubre de 2007 hasta junio de 2013 donde fue el Investigador Principal del Research Group on Politics of Translating. También ha sido profesor durante 3 años en el Département d’études françaises de la Université Concordia y otros 15 años en el Département de linguistique et traduction de la Université de Montréal (Canadá) desde donde sigue dirigiendo el grupo de investigación POexil. Alexis Nouss es Investigador Titular del Grupo de Investigación Traducción & Paratraducción (T&P) desde su fundación en 2005. Dos Píldoras T&P llevan su autoría: Métissage et traduction y Multilinguisme et traduction en Europe. Evidentemente, y como no podía ser de otra forma, Alexis Nuselovici es miembro de la plantilla de profesorado del Programa Doctoral T&P.

Dessine-moi un migrant o cuando la maleta se convierte en baúl

Con el fin de dar a conocer «lo que hay que saber sobre la migración en Europa», Alexis Nuselovici (Nouss), desde la cátedra Chaire Exil et migrations que dirige en el Collège d’études mondiales / FMSH (Fondation Maison des Sciences de l’Homme) de París, ha iniciado una nueva serie de vídeos cortos que lleva por título el nombre en plural de uno los objetos más simbólicos del exilio y la migración: Valises («maletas»). Cada producción audiovisual, cada maleta, resulta ser una pieza más en la construcción progresiva, reflexiva y crítica que, de la figura del migrante –del exiliado–, se está realizando desde el Sur de Francia. Dessine-moi un migrant fue el título de la primera «maleta» para-traducir el exilio y las migraciones. Cuatro días después, Alexis Nuselovici (Nouss) convirtió su primera maleta en una auténtico «baúl» de transtextualidad para seguir comprendiendo al exiliado con el fin de preparar mejor su migración; seguir comprendiendo, en definitiva, la migración para acoger mejor al exiliado. Para tal loable tarea, nada mejor que la sabiduría del Principito, el exiliado absoluto.

Alexis Nuselovici (Nouss) nos recuerda en esta magnífica conferencia que Le Petit Prince es un cuento moral, filosófico, como lo es Candide de Voltaire, Travels into Several Remote Nations of the World, in Four Parts de Swift, El Profeta de Kahlil Gibran o Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen de Nietzsche. Todos relatos si no de exilio, sí al menos de desplazamientos, herederos culturales occidentales del paradigma de la movilidad y la no territorialidad. No olvidemos que El Principito aprovecha la migración de unos pájaros salvajes para «evadirse» de su planeta. En realidad Le Petit Prince resulta ser el encuentro de dos exiliados, el autor, por un lado, y su personaje, por otro. Saint-Exupéry saboreaba su experiencia exílica cada vez que pilotaba su avión postal o su avión de guerra. Saint-Exupéry huye de Vichy (menospreciando también a De Gaulle, dicho sea de paso) saliendo de Fancia en 1940; se queda en Estados Unidos hasta 1943 donde escribe y publica Le Petit Prince, no llegando a enviar la edición francesa en 1946 ya que deja la tierra de su exilio americano para desplazarse a otras tierras de exilio: el norte de África, Cerdeña, Córcega… para morir en su avión bimotor, cerca de los aguas del mar que baña las costas provenzales, en julio de 1944. Por otra parte, Le Petit Prince está dedicado a un tal Léon Werth, un amigo judío de Saint-Exupéry que, refugiado en el Jura, vivía solo y hambriento. En cuanto al Principito, recordemos que ese niño rubio con ese abrigo tan característico viaja a la deriva, de planeta en planeta, desde que dejó su planeta aprovechando el vuelo de pájaros migratorios, en un ir y venir incesante, hasta que se encuentra con el aviador en pleno desierto (espacio exílico por excelencia). El Principito no es un príncipe cualquiera es un Príncipe exiliado y el Príncipe del Exilio, o, mejor dicho, El Príncipe en Exilio. Ya que el exilio, cuando es habitado, puede valer tanto, o más, que un territorio nacional.

Las primeras palabras del Principito son tan cruciales como símbólicas: S’il vous plaît… dessine-moi un mouton ! Todos recordamos cuál fue la estrategia final del Piloto para contentar al petit bonhomme tout à fait extraordinaire que le pedía que le dibujara un «cordero». Pues bien, así como el aviador de Le Petit Prince dibujó un cordero en una caja, como profesional, docente e investigador en traducción e interpretación, me pregunto, junto con Alexis Nuselovici (Nouss), cuáles son las «cajas» reales y simbólicas con las que se está dibujando la representación del migrante, hoy en día, en los medios de comunicación. Las respuestas dependen mucho del tipo de profesional de la Traducción e Interpretación en Medio Social (TIMS) que formemos en nuestras universidades. En efecto, cual nuevo aviador contemporáneo sobrevolando los servicios públicos, el traductor-intérprete profesional en medio social es tan rehén del migrante alófono al que traduce e interpreta como lo es el aviador con Le Petit Prince. Sin conocer nada de él y aceptando, como mucho, un leve agradecimiento protocolario, el profesional de la TIMS debe aprender a escuchar y a aceptar como verdadero todo lo que cuenta el migrante alófono, por mucho que aquello que cuente pueda ser falso. Y es que, como El Principito, el migrante alófono vive en exilio permanente y guarda para sí el secreto sobre su vida, un secreto que resulta ser su verdad… tan evanescente como la arena del desierto, como una estrella… de ahí la increíble decisión narrativa de Saint-Exupéry hacia el final del cuento Le Petit Prince, cuando, en la penúltima página de su libro, reproduce su última ilustración… sin El Principito.

J.Y.F.

  • Vídeo de la conferencia

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